domingo, 24 de febrero de 2013

El valor de un abrazo

Esta semana ha sido muy intensa en el laboratorio. Se hace evidente el hecho de que tres estudiantes de máster son muchos para una sola persona. Sin embargo, tengo mucha suerte porque los tres son conscientes de la situación y están demostrando que son muy capaces de hacer el trabajo sin que esté yo encima de ellos todo el santo día y de ser responsables con lo que hacen. Por otro lado, el jefe ha estado en un congreso y, parece que ha tenido mucho tiempo para pensar y mandar e-mails cada 2h pidiendo o sugiriendo experimentos. Así que las ojeras del miércoles eran ya considerables. Pero el momento más importante de la semana ha sido, afortunadamente, a nivel personal.
Esta semana seguramente haya sido un punto y a parte en la vida de una buenísima amiga que ha dejado España junto con su marido, como tantos y tantos españoles en los últimos dos años, para ir a trabajar ahí donde hay trabajo. En su caso a Sudáfrica. Hacía mucho mucho tiempo que no la veía (un año y medio, posiblemente), aunque sí sabía de ella por internet y teléfono. Y, últimamente, estábamos un poco alejadas por la misma razón por la que yo he estado alejada todo el mundo los últimos dos años: el artículo que fue aceptado el año pasado. Aunque en realidad ella sea posiblemente la persona que más haya decepcionado el año pasado, ya que no pude ir a su boda, aún estando en España por ello, porque dos días antes me escribieron de las altas esferas pidiéndome los datos de unos pacientes para ¡Ya!. Sé que estaba muy dolida por ello y, aunque sea consciente de que ese gesto quizás haya sido clave para que en enero firmara mi actual contrato, siempre tendrá esa espinita clavada.
A principios de este mes me dijo que se marchaba a Sudáfrica. Sabía desde hacía años que tenían la intención de marcharse fuera de España y con altas probabilidades de que también fuera afuera de Europa. Y ese momento llegó. Estos días la preguntaba como estaba, si ya tenían cogido los billetes de vuelo y, por fin, a principios de esta semana me dijo que volaban el jueves y que hacían escala en París. Así que aunque no tenía muchas esperanzas de poder verla, finalmente, in extremis (desde el aeropuerto de Barajas antes de embarcar), me dijo que tenían algo más de 5h de espera en Charles de Gaulle (5:30h - 11 pm) . En ese momento estaba haciendo un experimento de 8h por lo que no quería pillarme los dedos con la posibilidad de ir. Así que, sin prisa pero sin pausa, fui aligerando el experimento todo lo que pude y a las 6 de la tarde terminaba el experimento. El lugar donde trabajo y el aeropuerto CDG están completamente de punta a punta. Tarde 1h y media en ir, estuve con ellos 1h y media, y otra 1h y media hasta llegar a mi casa. Pero mereció, y mucho, la pena. Como era de esperar, estar con ellos después de año y medio, es lo mismo que haberlos visto ayer. Pero quizás lo más reconfortante fueran el abrazo de "me alegro de verte", el de "adiós" y el de "no te preocupes que todo va a ir bien". Porque por mucho miedo que dé marcharse de casa, y con casa me refiero de nuestro país, siempre podrás volver a él.
Y yo, egoístamente, estoy contenta porque ahora tengo otra excusa para viajar... esta vez a Sudáfrica :)

domingo, 17 de febrero de 2013

Aire fresco

Cuando llegué de mi viaje por el otro lado del charco, conocí al nuevo componente español del laboratorio. ¡Y ya somos 4! ¡Yuju!.
La semana pasada no dije nada porque apenas había hablado con él y no podía hacer ninguna valoración al respecto. Pero esta semana no se escapa, jeje. La verdad es que es un encanto, muy simpático y, lo mejor, todavía tiene la frescura del recién llegado. Y es que estando con él más de 5 minutos es inevitable terminando riendo. Lo cuál aquí se agradece mucho teniendo en cuenta el ambiente de estrés al que estamos sometidos. Después de seis años aquí he visto desfilar a 5 españoles más por el laboratorio. Evidentemente cada uno tiene su personalidad y carácter, pero en todos los casos (supongo que incluida yo) cuando llegaban lo relativizaban todo, no le daban importancia a ciertas cosas y siempre animaban. Sin embargo en algún momento, más o menos largo y más o menos veces dependiendo de la persona, llegaron a pasarse al lado oscuro. Y, cada pasaje por allí, hace mella y se va perdiendo frescura... se quiera o no. Así que está bien que ahora mismo haya alguien que nos traiga aire fresco y, mucho más, alguien que anima tanto. Tendremos que cuidarle para que no se nos pase pronto al lado oscuro.
Por supuesto que no quiero ser pájaro de mal agüero con este comentario, simplemente es lo que he visto durante años, pero siempre existe la excepción que confirma la regla ... así que quizás sea el caso.
En cualquier caso, el otro día bajaba a casa andando después de un día un pelín cargado en el laboratorio y pensaba precisamente en el cambio que todos sufrimos estando en el laboratorio. Hablo del laboratorio porque es lo que conozco, pero estoy segura de que es lo mismo en otros trabajos e incluso en la vida en general.
Y es que cuando a lo largo del tiempo en el trabajo vas adquiriendo más responsabilidades, ya sea porque el jefe te confía más tareas o porque tengas mas personas a tu cargo, uno se va volviendo más serio. Por ejemplo, yo siento que este año desde que tengo alguna tarea más a parte de la investigación en el laboratorio y, sobretodo, desde que tengo a los estudiantes estoy más seria de lo que solía estar. Y eso es debido a que cuantas más cosas tienes de las que preocuparte, más tiempo pasas con la cabeza ocupada. Sobretodo durante la semana, paso el mismo tiempo haciendo experimentos que organizando. Así que incluso cuando llego a casa o estoy con amigos, mi cabeza no deja de organizar las cosas que están en curso. Por lo tanto, ya el miércoles estaba bajo mínimos. Eso sí, intento ponerme al día los fines de semana y así el lunes no ir arrastrando mucho trabajo pendiente.
En fin, como os decía bajaba pensando en el hecho de que mayor responsabilidad le vuelve a uno más serio, en mis estudiantes ... y pensé que esto tampoco se diferencia mucho de la vida en general. Cuando uno es niño no tiene responsabilidades, están se van adquiriendo con los años, los estudios, el trabajo, los hijos... Y cuando uno ya es mayor, no es responsable del trabajo, ni de los hijos y de nuevo se vuelve al estado del que se viene.
 
O quizás estoy equivocada. Pero 25minutos andando me dió para rato, ¿eh?.

domingo, 10 de febrero de 2013

Con el Jetlag

¡Por fin en casita! ¡Qué ganas tenía de volver ya!
 
La maldición del laboratorio me ha durado prácticamente lo mismo que el viaje. Y es que yo tenía razón (y mi jefe también), donde estoy mejor es trabajando. Ha sido llegar aquí y empezar a mejorar. Aunque tampoco ha sido tan ipso facto. Claro que la razón por la que no he mejorado antes ha sido que al día siguiente de llegar estuve con los amigos viendo el partido de Francia - Alemania en el Stade de France. Sí sí, la pasada Navidad encontramos en internet una oferta por lo que podíamos comprar un pack de entradas para tres partidos de fútbol por 45E : Francia - Alemania (amistoso), Francia - Georgia y Francia - España (partidos de clasificación para el Mundial 2014). Viendo que uno de los partidos era Francia - España no lo dudamos ni un momento. Así que al día siguiente de llegar, yo aún levantándome con los ojos pegados por la conjuntivitis y tosiendo, me fui para el partido. Llevaba más capas que una cebolla. Estos días no ha hecho calor precisamente en París. Hasta la manta que me llevé. Y, ¡menos mal! porque, como diría ese día uno de los chicos "si nos ponemos más arriba, estamos con la cigüeña". ¡Qué frío pasamos!. 3 minutos antes de que acabara el partido ya íbamos saliendo del estadio. Resultado, Francia perdió y nosotros caímos (o recaímos, dependiendo de los casos) enfermos. Yo, que no me había recuperado de todas las maldiciones a las que fui sometida durante el viaje, me levanté al día siguiente con un dolor de garganta que creí que eran anginas. Pero el viernes conseguí ir al médico y me dijo que era una infección viral y que me tomara paracetamol para el dolor de garganta, y ya está.
 
En cuanto al jetlag, creo que me he adaptado mejor de lo que pensaba. Claro que 9h de diferencia son muchas. Sinceramente, los días de diario pensaba que no tenía jetlag y es verdad que no me ha costado levantarme a la hora que debía para ir a trabajar y me he acostado relativamente pronto. Pero el fin de semana me ha delatado y es que me he estado despertando a las 10:30 - 11 de la mañana cuando, por lo general, a las 7:30 - 8 estoy como un búho.
Aunque creo que el mayor jetlag que tengo es el trabajo. Aunque haga mi trabajo, lo estoy haciendo a regañadientes. Ayyyy, ¡cómo me está costando coger el ritmo! A ver si esta semana me motivo y ya estoy al 100% y sin jetlag cuando os escriba el próximo domingo.

lunes, 4 de febrero de 2013

Keystone Symposia (II)

Seguramente que cuando acabe de escribir esta entrada cogeré la maleta para irme al aeropuerto y de vuelta a París.
 
La conferencia de la Keystone estuvo muy interesante. Es curioso poner cara a los investigadores cuyos trabajos lees. Tampoco me voy a meter en detalle porque la mayoría de los que me seguís no sois científicos y es un rollo. Así que me centraré en otros aspectos más decorativos, jeje.
El sitio era impresionante, el hotel tenía 5 estrellas y, para que os hagáis una idea, dentro del hotel estaban tiendas del estilo de Gucci. Todo enmoquetado y dorado, le pegaba la típica mujer con pieles que lleva a un chihuahua con correa de oro. Las habitaciones eran impresionantes y las camas gigantes. En la habitación había máquina de café de nespresso jeje. En cuanto a la organización del evento, personalmente me fallo la organización de las comidas. Los desayunos estaban muy bien, había café o té, 3 tipos de zumos, algo de bollería y mucha fruta. Sin embargo o había comida o había cena, pero no las dos. Así que teníamos que salir a comer / cenar por nuestra cuenta todos los días. Y hablando de comida, tampoco he descubierto cuál es la comida típica de Canadá porque ni la comida del hotel me lo parecía. Así que las alternativas eran, hamburguesa (quizás esta fuera la comida típica), sushi, comida india y comida mexicana. ¡Tengo unas ganas increíbles de comer coliflor!
La ciudad en sí me gustó muchísimo. Al final tengo que decir que de las 3 ciudades en las que he estado, la que menos me gustó fue Nueva York. También es verdad que a mí siempre me ha llamado más la atención Canadá que EEUU. Pero al combinación de rascacielos y mar/montaña todo en uno ... es increíble. Además la gente me parece más tranquila, abierta, simpática.
El jueves por la tarde/noche volé a mi último destino de esta aventura americana: San Francisco. Me encanta esta ciudad. Si tengo que buscarme otro postdoc, me vengo a California. Ya, el hecho de que haga sol gana 7 puntos de 10, y si además hace en enero  15 - 17ºC gana 1 punto más. La ciudad es preciosa. Es curioso ver una ciudad de tantos habitantes con casas no superiores a 3 plantas de altura. Y es que el hecho de estar emplazada en una zona de terremotos es lo que tiene. Así que si subes a lo más alto de SF, Twin Peaks, ves la basta extensión de terreno que ocupa. Me hubiera gustado mucho haber ido a Alcatraz, pero no pudo ser. Lo que sí que vi al final ayer, y estuve andando por él, fue el Golden Gate. Impresionante!

En fin, esto se acaba. De lo que más me alegro es de no haberme traído la cámara de fotos porque así tengo que volver seguro.
 
Nos vemos en París.