Cuando llegué de mi viaje por el otro lado del charco, conocí al nuevo componente español del laboratorio. ¡Y ya somos 4! ¡Yuju!.
La semana pasada no dije nada porque apenas había hablado con él y no podía hacer ninguna valoración al respecto. Pero esta semana no se escapa, jeje. La verdad es que es un encanto, muy simpático y, lo mejor, todavía tiene la frescura del recién llegado. Y es que estando con él más de 5 minutos es inevitable terminando riendo. Lo cuál aquí se agradece mucho teniendo en cuenta el ambiente de estrés al que estamos sometidos. Después de seis años aquí he visto desfilar a 5 españoles más por el laboratorio. Evidentemente cada uno tiene su personalidad y carácter, pero en todos los casos (supongo que incluida yo) cuando llegaban lo relativizaban todo, no le daban importancia a ciertas cosas y siempre animaban. Sin embargo en algún momento, más o menos largo y más o menos veces dependiendo de la persona, llegaron a pasarse al lado oscuro. Y, cada pasaje por allí, hace mella y se va perdiendo frescura... se quiera o no. Así que está bien que ahora mismo haya alguien que nos traiga aire fresco y, mucho más, alguien que anima tanto. Tendremos que cuidarle para que no se nos pase pronto al lado oscuro.
Por supuesto que no quiero ser pájaro de mal agüero con este comentario, simplemente es lo que he visto durante años, pero siempre existe la excepción que confirma la regla ... así que quizás sea el caso.
En cualquier caso, el otro día bajaba a casa andando después de un día un pelín cargado en el laboratorio y pensaba precisamente en el cambio que todos sufrimos estando en el laboratorio. Hablo del laboratorio porque es lo que conozco, pero estoy segura de que es lo mismo en otros trabajos e incluso en la vida en general.
Y es que cuando a lo largo del tiempo en el trabajo vas adquiriendo más responsabilidades, ya sea porque el jefe te confía más tareas o porque tengas mas personas a tu cargo, uno se va volviendo más serio. Por ejemplo, yo siento que este año desde que tengo alguna tarea más a parte de la investigación en el laboratorio y, sobretodo, desde que tengo a los estudiantes estoy más seria de lo que solía estar. Y eso es debido a que cuantas más cosas tienes de las que preocuparte, más tiempo pasas con la cabeza ocupada. Sobretodo durante la semana, paso el mismo tiempo haciendo experimentos que organizando. Así que incluso cuando llego a casa o estoy con amigos, mi cabeza no deja de organizar las cosas que están en curso. Por lo tanto, ya el miércoles estaba bajo mínimos. Eso sí, intento ponerme al día los fines de semana y así el lunes no ir arrastrando mucho trabajo pendiente.
En fin, como os decía bajaba pensando en el hecho de que mayor responsabilidad le vuelve a uno más serio, en mis estudiantes ... y pensé que esto tampoco se diferencia mucho de la vida en general. Cuando uno es niño no tiene responsabilidades, están se van adquiriendo con los años, los estudios, el trabajo, los hijos... Y cuando uno ya es mayor, no es responsable del trabajo, ni de los hijos y de nuevo se vuelve al estado del que se viene.
O quizás estoy equivocada. Pero 25minutos andando me dió para rato, ¿eh?.
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