Ayer me dí cuenta de que puedo sufrir una variación del Síndrome de Estocolmo. Por si alguien tiene alguna duda, el Síndrome de Estocolmo es una reacción psíquica en la cual la víctima de un secuestro, o persona retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con quien la ha secuestrado. A mí no me ha secuestrado nadie, evidentemente, pero sí que me siento sin opciones de poder elegir en cuanto a mi futuro profesional (por la historia del artículo, etc etc etc). Así que en cierta medida es como si estuviera retenida contra mi voluntad.
Como sabéis, el hecho de sentirme sin opciones me cabrea bastante. Pero ayer, estaba sentada con mi amiga española en la sala del café del laboratorio hablando de nuestras cosas cuando llegó el jefe. Y entonces me dí cuenta de que hasta le tengo cariño. Después de tantos años! Le miraba y me decía, fíjate! qué hombre! alto, rubio, con ojos azules, tan inteligente, con tanta seguridad... Y no es por nada, pero yo sé que me tiene cariño. ¿No me digáis que no parece el síndrome ese?.
No sé si me tendrá cariño o solo interés (ambas dos diría yo, jeje), pero por el resto no miento. Le falla un pelín el egocentrismo que gasta, pero supongo que ser considerado a nivel mundial uno de los mejores de su campo no tiene que ser fácil de saber llevar. Y si no, mirad Guardiola, el mejor entrenador de fútbol y a veces empalaga tanta humildad ... a veces ya uno ni se lo cree (quizás lo sienta de verdad así, que no digo que no). En definitiva, que no es fácil de llevar.
Yo por si las moscas, me aprovecharé de los buenos momentos y consejo de mi jefe que tampoco está demás aprender de alguien que ha llegado tan arriba en ciencia (que ya es complicado). Eso sí, también aprendiendo de sus errores ... que nadie es perfecto por mucho que se lo crea.
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