Siento mucho no haber podido escribir el domingo pero aquí está el post. Más vale tarde que nunca.
Como ya os dije hace varios meses era posible que viniera a la Keystone Symposia y, por fin, aquí estoy. Sin embargo el viaje es un poco más complicado de lo que en principio debería de ser. Ya que no hay vuelos directos desde París hasta Vancouver, donde se está celebrando la conferencia, el compañero de trabajo que viene al mismo congreso decidió que ya que había que hacer escala, esa escala fuera de algún día. Así que para venir, pasamos tres días en Nueva York.
Los últimos días antes del viaje, se acumuló mucho trabajo, todos los ratones que estaban en experimentación, empezaron a desarrollar tumores. Los resultados parecen buenos, el problema es que para hacer todo lo que hay que hacer con ellos necesito a 4 personas más trabajando conmigo al mismo tiempo. Entonces, podréis entender que estuviera rezando para que pasara cualquier cosa y no pudiera volar para venir y dejarles a los demás con todo el trabajo. He rezado para que la nieve impidiera volar, incluso no me hubiera importado haberme caído y que me hubieran tenido que escayolar la pierna y no haber podido venir. Sin embargo, mis plegarias fueron escuchadas a destiempo.
Pude volar el día 24 para Nueva York y nada más aterrizar la temperatura era de -17ºC. Creo que de los 3 días que hemos estado allí, tan solo hemos llegado de máxima a los -6ºC. Y si es la primera vez que vas a Nueva York, ¿qué haces? ¿te quedas en el hotel esperando a que suba la temperatura? No. te vas a visitar la ciudad, ¿no?. Resultado: al segundo día empecé con dolor de garganta, mocos y, al final del día, fiebre. Pero ¿qué haces? ¿Te quedas en el hotel? No. Sigues saliendo a visitar la ciudad, mientras te drogas cada 4h con paracetamol que es lo único que tienes.
No sé si debido al frío, a la gripe o qué se yo ... a mí la ciudad no me ha entusiasmado tanto como todo el mundo me lo dibuja. Pero posiblemente sea un cúmulo de circunstancias y lo mejor es que algún día vuelva en primavera/verano y pueda ser más objetiva.
Sin embargo el viaje de ayer desde Nueva York hasta Vancouver fue para cortarse las venas. Como solo me quedaban 3 pastillas de paracetamol de 500mg (normalmente tomo 1g cada vez) solo me tomé una pastilla antes de coger el vuelo a Denver, donde teníamos que hacer escala. En este viaje no tenía el asiento contiguo con mi compañero, así que me pasé las 4h30 que dura el vuelo, cubiertita con el plumas y dormida. Al menos tenía 39 de fiebre, con los ojos rojos, queriendo exclusivamente dormir. Hasta tal punto que por dos veces nos mandaron abrocharnos los cinturones por turbulencias y yo solo pensaba que en esas condiciones como si se caía el avión. Ya en Denver me tomé la segunda pastilla de paracetamol, lo que me permitió soportar un poco mejor el vuelo hasta Vancouver. Una vez en el hotel me tomé 1g y me metí en la cama unas 3h. Cuando me desperté, completamente empapada del sudor, sabía que esto último había sido el mejor remedio que podía haber llevado a cabo.
Hoy ya estoy un poco mejor. Y menos mal, así me puedo enterar de las conferencias. Pero esta parte ya os la contaré en el próximo post. Si puede ser, el domingo.
Moraleja: cuando pidas un deseo, especifica al máximo no vaya a ser que se vuelva rana.
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