Me parece que hace una eternidad sin escribir y tan solo hace un mes desde la última entrada.
Pues después de un mes con el estado emocional parecido al movimiento de una noria, el artículo por fin ha sido enviado. Mi jefe describe el momento de enviar un artículo a una revista con tirar de la cadena después de ... (sí, tengo un jefe muy peculiar).
Ayer pensaba que después de llevar tiempo durmiendo poco, del estrés, me daría el bajón y me quedaría dormida enseguida y aunque estuve ligeramente adormilada desde las 11 hasta las 12 de la noche ... el bajón no me llegó hasta casi las 3 de la mañana.
Supongo que después de estar durmiendo poco durante todo este tiempo, pendiente de levantarme pronto para currar y estar en sistema de alerta, ahora tengo que adaptarme a no tener prácticamente nada que hacer. Y es que mi cerebro aún está hiperactivo, con vida propia, y no deja de tramar, jeje.
Hoy parece que París se ha levantado soleado, así que habrá que aprovechar para dar un paseo y cuidarme y mimarte un poquito ... que últimamente ándome un poco dejada de la mano de Dios.
La verdad es que me siento como con mucha energía, vamos ... de subidón, y tengo ganas de hacer muchas cosas (aunque no sé cuáles, jeje). No quiero hacer planes más allá de la respuesta del editor. Así que mientras llega, intentaré no pensar mucho en ello (aunque difícil) y disfrutar de los pequeños placeres y la poca libertad de la que dispondré estos días.
De momento, intentaré volver a la rutina de escribir en el blog y contaros las venturas y desventuras de una loca científica en Paquí... o donde se tercie jeje.
Nos vemos por aquí.
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