martes, 29 de mayo de 2012

Y días grises

Ayer fue uno de esos días raros en los que te levantas de buen rollo, relajado, dispuesto a tirar para adelante; y termina con una tristeza enorme.

Me pasé el día estudiando para el examen del viernes. Al principio del día creía que me iba a poner a estudiar y que iba a ser pan comido. Después me empecé a dar cuenta de que no solo me tenía que aprender el temario del curso, sino que además tenía que aprendérmelo en francés. Aún así seguía pensando que podía con ello. Aún creo que puedo con ello, pero al final de la noche daba igual. Me llamaron para darme una triste noticia sobre el padre de un amigo.

Siempre estas noticias te dejan plof, pero en este caso particular tiene para mí un significado especial. Este amigo (muy buen amigo) ha estado trabajando conmigo durante 3 años en Francia y cuando se marchó de vuelta para España, su padre ya estaba enfermo. Si se pasan mal estos momentos estando cerca, no sé si os podéis imaginar estando lejos. Creo que la mayor angustia para las personas que vivimos lejos de la familia es que uno de tus familiares enferme y no poder estar cerca. Ni siquiera nos podemos permitir el lujo de pensar en ello porque no es que te deje tocado, es que te deja hundido. Y, quizás haya ocasiones en las que parezca que tengamos una reacción fría ante este tipo de noticias si no nos toca tan cerca, pero simplemente es un mecanismo de defensa. Intentamos no pensarlo, que no nos afecte.

La verdad, cuesta terminar con una frase positiva. Lo único que puedo decir es que él es mucho más fuerte de lo que se pueda creer y nos seguirá dando una lección de cómo llevar esta situación, como lo ha hecho hasta ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario