Ayer por la tarde estuve en Valladolid. Llegué por la N-122, carretera que une Soria con Valladolid. Esta carretera va a dar a la entrada a Valladolid donde vivía yo cuando trabajaba en el IBGM. Hacía años que no entraba por allí y según iba con el coche pasando por los edificios por donde pasaba tan amenudo venían a la cabeza flashes de mi vida allí. E inconscientemente una sonrisa asoma en mi cara. Aparqué el coche por "mi barrio". Me daba la impresión de que nunca me había marchado de allí. No ha cambiado prácticamente nada en cinco años y medio.
Si que es verdad que hay comercios que han cambiado, pero en líneas generales todo está prácticamente igual: la cafetería de Saimaza de la circular, la churrería el Castillo entre la plaza España y la calle Santiago, la Güaguita ... y tantas otros sitios por los que habré pasado mil veces y que siguen ahí.
Estar en Valladolid y pasear por sus calles me hace recordar, quizás, unos de los mejores años de mi vida.
Es evidente que me encantaría poder volver a vivir aquí. Quizás me inquieta la idea de tener a Valladolid idealizada porque puede que un día pueda volver a trabajar y a vivir allí, pero nunca podré volver a vivir esa época.
Sé que tengo mucha suerte de vivir en París, y que me mucha gente me dice que me envidia. Pero para mí Valladolid es sinónimo de disfrutar del trabajo y calidad de vida, mientras que París ha representado desde el primer momento un gran sacrificio y, para nada, calidad de vida. Para tener una calidad de vida buena en París tienes que embolsarte al menos 5000 euros al mes para poder pagar un alquiler de 1500 en un piso de 40m2. Pero bueno, esta es mi opinión, y cada uno decide cuales son sus requisitos para tener buena calidad de vida.
Como de momento las cosas están como están y no se puede hacer más, lo mejor que puedo hacer es disfrutar de ir por allí cada vez que tenga la oportunidad.
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