Ayer se despertó el día algo nublado pero con la promesa en la predicción del tiempo de alcanzar 27ºC. Así que aproveché el día para ir por la mañana a ver una exposición de escultura en la Fundación Cartier. Sí, la exposición de la que os hablé el otro día.
Hablaba el viernes con un compañero de nuestros planes para el fin de semana y yo le decía que quería ir a ver dos exposiciones, una de escultura y otra de pintura. Él me decía que no iba a exposiciones porque no era experto y no lo podía interpretar. Yo le decía que yo tampoco tenía mucha idea, pero que sí sabía si algo me gustaba o no (algo así como lo que me pasa con el vino, que no entiendo pero sé si me gusta). Eso sí, por lo general, voy a cosas ... "raras", que es lo que a mí me va, jejeje.
Os cuento, el escultor es Ron Mueck, un australiano de 56 años que vive actualmente en Inglaterra y que empezó su profesión trabajando en efectos especiales del películas. Sus obras tratan de sujetos de lo más corrientes (una mujer con la compra, una pareja de jóvenes, ...). En la exposición que he visto no había más que 9 esculturas y todas ellas me han dado la sensación de tristeza. Todas ellas con miradas perdidas. Como estaba prohibido hacer fotos aquí os dejo un vídeo con parte de sus obras, que no son las mismas que yo he visto pero que os servirán para haceros una idea.
La verdad es que estar enfrente de esas esculturas es una sensación inquietante, te dan ganas de tocarlos o zarandearlos. Buscas que en cualquier momento giren la cabeza, o los ojos cambien de posición. Si no fuera por la diferencia de tamaño, uno podría pensar que son tan solo mimos puestos ahí delante.
Sin embargo, tengo que decir que ... el precio me ha parecido desorbitado para la cantidad de esculturas que hay. Pero, como ya he dicho antes, no soy una experta así que mi única manera de valorar si es caro o barato es la cantidad de obras que veo. Y me imagino que alguien experto me dirá que no tengo razón. Aún así, las pocas obras que he había me han parecido, simplemente, una genialidad. Espero que a vosotros también, al menos, no os dejen indiferentes.
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