Somos lo que comemos

Al día siguiente de llegar de vacaciones decidí ponerme a plan (jjajajajjajaja). ¿Cuántas veces me habéis decir eso? Esta ha sido, es y será una eterna lucha. Y es que hay gente que tiende más que otra a coger peso y eso, lo mires por donde lo mires, es así.

¿Por qué hay más gente dispuesta a engordar? Yo no soy nutricionista, así que no voy a dar ninguna lección a nadie de como debe comer o no. Pero, sí me pica la curiosidad por saber por qué dos personas que comen lo mismo pueden tener distinta tendencia a almacenar lo que han ingerido.

Está claro que hay distintos metabolismos, diferentes patologías moleculares (deficiencias en enzimas que puedan dar lugar a enfermedades, como por ejemplo la diabetes), factores genéticos (antecedentes en la familia de obesidad). Incluso hay estudios que indican que, cuando una madre está sometida a restricción calórica durante el embarazo, su descendencia es propensa a padecer diabetes, obesidad e incluso enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. (http://ihome.ust.hk/~lbcaplan/dutchfamine.html)

Pero independientemente del motivo, todo el mundo quiere perder eso kilillos de más que se cogen de vez en cuando (menos las abuelas, claro está, que piensan que cuanto más lustrosa estés es mejor porque así tienes reservas si te vienen mal dadas). Después de hacer seguir dietas desde hace más de 10 años (¡y los que me quedarán!) he visto cómo se ponían de moda la dieta Atkins, la dieta Dukan y, ahora, la dieta Smart. Cada una de ellas tiene su filosofía. Yo quiero pensar que van mejorando porque me da la sensación que son la misma una y otra vez con ligeras modificaciones.

Hace un año me compré el libro de la Dieta Smart (Dra. Reina García Closas) por recomendación de un amigo. Antes de decirme a hacerla quería leerme en qué se basaba. No me preguntéis por qué, pero tengo tendencia a informame y preguntar antes (y luego hago lo que me da la gana, por si había alguna duda). A grosso modo, en esta dieta existen distintos niveles (no voy a entrar en detalles porque no quiero dar una interpretación que pueda ser equivocada) y en uno de ellos se come bastante durante x días verdura (50%) y pescado o marisco (50%). Claro, yo cuando lo vi ... pues no me hizo mucha gracia. A ver, si pudiera comer todos los días sashimi de salmón, estupendo ... pero es que ni se puede comer el salmón en ese nivel. Pero sí se puede comer trucha. Y me dije, ¡pues genial! me pillo trucha ahumada. Pero tampoco. Puedes comer el pescado/marisco cocido, al vapor, a la plancha, al horno, en conserva ... pero aconseja no abusar del ahumado por su "potencial carcinogénico". ¡Toma ya! ¿Os conocíais esta? Yo, no. Pero me viene al pelo. Hace una semana, hablando con unos amigos, salió este mismo tema. Los alimentos que son potencialmente carcinogénicos. Y, en realidad, parece que estamos rodeados. Empezaron a dar ejemplos (que no voy a repetir para que nadie se emparanoie) y al final uno me preguntó "¿Y qué hacemos?". Pues qué vamos a hacer ... "vivir la vida". Hay gente que opina que somos lo que comemos. Yo no digo que no tengan parte de razón. hay demasiados productos químicos involucrados en nuestra alimentación (desde la agricultura hasta el envasado). Por lo general, todos y cada uno de los "aditivos" relacionados con la alimentación tienen que pasar una serie  (y no pocas) "pruebas" a nivel gubernamental antes de ser aceptados. Pero eso no quita para que se sigan haciendo estudios a posteriori y que, de todos modos, los alimentos sean menos naturales. Pero es que ... es a lo que no lleva la sociedad ahora. Empezando por tener que tratar los productos en el campo para poder tener mayor productividad (debido al tamaño de la población que hay que abastecer), hasta las comidas precocinadas (debido al estrés que sufre la sociedad en su día a día). Y en deifinitiva, somos lo que comemos y comemos lo que nosotros mismos nos estamos imponiendo. La pescadilla que se muerde la cola.

Y siempre hay excepciones, claro está. ¡Y menos mal!.