domingo, 9 de diciembre de 2012

Hablando de informática

Hay gente que, en mi opinión, son la reencarnación del Santo Job, de estas personas que te ayudan porque sí, sin ninguna razón salvo que son buena gente. Aunque la verdad es que estoy rodeada de muy buena gente, lo de este chico es un caso a parte.
A lo que iba, como el viernes había entregado uno de los artículos pensé que era un buen momento para hacer un backup del ordenador por si se me iba al traste. Así que empecé bien prontito por la mañana a descargarme el programa para hacer la imagen del ordenador y programar el backup de forma automática. Esto no debería de haberme llevado más de una mañana, en mi opinión, y así poder ponerme a trabajar por la tarde. Pero, como en todas las ocasiones, el camino fácil nunca me funciona. me marché a comprar pensando que una vez que volviera ya estaría hecho y podría terminar pronto. Para resumirlo, el programa dio error. Me grabé las carpetas importantes en el disco duro. Pasé el antivirus (2h y media). Pasé el escáner del disco duro para que lo reparara. Volví a iniciar el programa de los backup. Error de nuevo. Eran las 11 de la noche cuando ya me di por rendida y dejé en standby el apañar el ordenador. Y a todo esto, el chico en cuestión pegado al teléfono ayudándome ... todo el santo día. Ya le dije que tenía ganado el cielo.
Y es que cada vez tengo más claro que en cualquier plan de estudios debería de haber obligatorias varias asignaturas de vital importancia. Una de ellas es secretariado porque vaya rollo esto de tener que hacer los papeles para cualquier convocatoria. Pero si para poder utilizar ciertas máquinas fotocopiadoras haría falta sacarse un máster. Idiomas, fundamental. Aquí no puedo decir mucho porque creo que desde que yo estudié han cambiado mucho los planes de estudios y espero que los actuales niños puedan tener más conocimientos de idiomas de lo que le tocó a mi generación. Y, por supuesto, informática. Os voy a contar una anécdota que, según para quién, puede ser más o menos graciosa. En primero de carrera (allá por el año 97) tuve mi primera asignatura de informática (y única creo recordar). En mi vida había tocado un ordenador. Y llegó el primer día de clase. Cada alumno tenía un ordenador con el que practicar (bien nuevecito porque éramos la primera generación de alumnos de esta universidad). Nos enseña el profesor a encender el ordenador (la torre y luego la pantalla). Y continúa explicándonos lo que íbamos a hacer. Cuando de repente mi pantalla se apaga. Me entraron entresudores, me puse roja, no sabía ni dónde meterme, ¡qué habría hecho! ¡si no lo había tocado! Y efectivamente, eso es lo que había pasado. Simplemente que la pantalla se había quedado en negro por no usarla. Ya os podéis imaginar la vergüenza que pasé cuando le dije al profesor, toda asustada, que no sabía qué le había hecho al ordenador pero que se había apagado solo y el profesor le dio un simple golpecito al ratón y la pantalla se iluminó.
En fin, de eso hace ya 15 años y, aunque sigo sin atreverme a hacer nada al ordenador sin saber las consecuencias, al menos puedo trabajar con él. Eso sí, si le pasa algo o da un error ... no me queda más narices que tirar de teléfono.

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