miércoles, 4 de enero de 2012

La cruda realidad

Ayer sufrí uno de esos momentos que muchos de nosotros tememos: me subí a la báscula.
Al principio de estos días tan señalados, las personas que tenemos que medir hasta los mg de pan que nos podemos comer al día, nos intentamos autoconvencer de que nos vamos a controlar, que solo nos vamos a exceder los días señalados y que el resto de días nos vamos a apañar con cuatro hojas de lechuga.
Después del día 25 sientes como esa cena de Nochebuena y esa comida de Navidad se te empiezan a quedar ancladas en esa zona tan cariñosamente llamada "flotador". Y te dices "No, eso no puede ser" y decides que es hora de hacer algo de ejercicio, sales a andar, te vas a correr, o te pones a seguir un programa de "Gym" por la tele (que aquí no para de llover y me mojo).
Pasa la Nochevieja y el Año Nuevo y después de unos días (como ayer) decides ver qué te cuenta tu amiga la báscula (y digo amiga porque es sincera siempre que la preguntas, aunque a veces te enfades con ella). Y ¡horror! ¡dos kilos en menos de dos semanas!
Entoces te pasas todo el día preguntándote qué es lo que has hecho mal, no lo entiendes, ¡si decidiste cuidarte más! Y empiezan las excusas:
1.- Lo de la gimnasia no pudo ser todos los días porque, como haces menos ejercicio que una planta, después de un día de ejercicio te tiras tres con agujetas.
2.- La culpa es de los compromisos de estos días, que tienes que salir a comer / cenar y, claro, en un restaurante no te pesan el pan y, además, como el menú incluye postre ... no lo vas a dejar.
3.- En realidad, son los vinos y las copas, que el alcohol engorda.
4.- Y mi favorita, la culpa es de la lechuga y la fruta que te has comido para contrarrestar la comidas copiosas porque en realidad tienes retención de líquidos y con verdura y fruta engordas. ¡Toma ya!

Mira, yo no digo que no sean buenas excusas, y posiblemente sean ciertas, pero ¡cómo nos atreveremos a buscar esas excusas teniendo en casa un rincón como este!:


¡Si es que esto es de ser un Ñampa-Zampa!

Y ahora viene lo mejor: ¡No lo voy a dejar que se estropee! ¿no?.

Así que, por favor, no me guardeis polvorones, turrones, mazapanes, etc. para que me lo traiga, que a mí me da que voy bien servida.

¡Feliz día de la lechuga!

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