Esta mañana cuando subía a trabajar a eso de las 7:15 de la mañana caían chuzos de punta. Yo creo que después de 5 años y medio ya me estoy acostumbrando a este clima y no me he quejado en ningún momento de la lluvia (y eso es muy raro en mí).
Pero cuando he ido a comer, ya había parado la lluvia. No sé si os dicho alguna vez que el instituto donde trabajo está dividido en dos edificios, uno que es el hospital y otro que son los pabellones de investigación. Y donde comemos es en el hospital. Así que todos los días (salvo que no haya tiempo y no comamos o comamos sandwich) salimos a la calle para ir a comer al edificio de enfrente.
Aunque lo mejor de todo ha sido cuando he salido de trabajar y había un sol estupendo y el cielo bien azul y claro. Cuando estoy trabajando en casa, pongo el ordenador en la mesa al lado de la ventana. Y hoy era una verdadera gozada mirar por la ventana y poder ver incluso las estelas de los aviones.
Os parecerá una bobada pero esa imagen me recuerda mucho a mi pueblo. Es una zona bastante seca, no llueve mucho a lo largo del año y prácticamente solo se cubre en la época de nieblas. Pero a parte del cielo en sí me acuerdo porque cuando mi primo, que ahora tiene 11 años, era más pequeño y veía un avión en el cielo decía que ahí estaba yo. ¡Qué rico! Si es que el pobre tenía tan solo 5 años cuando yo me vine a vivir a Francia.
En fin, entre unas cosas y otras me han entrado unas ganas increíbles de cogerme un avión y plantarme allí. Menos mal que en realidad voy a finales de mes por temas de trabajo y me desquitaré un poco hasta que vaya en Navidades.
Mientras a ver si hay más días con solito porque ver ese cielo me produce una extraña sensación reconfortante.
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