sábado, 27 de octubre de 2012

Y al tercer día resucitó

Pues sí que he estado desaparecida en combate, pero no os podéis imaginar la que tenía encima con el seminario de ayer.
El jueves, al contrario que en los últimos vuelos que he tenido, no pasó nada en especial. De hecho vine estudiando artículos para el seminario de ayer durante el viaje. Cuando llegó mi padre me decía que estaba rara ... lo que estaba era agobiada con la presentación. Igual que si me hubieran abducido los extraterrestres. Completamente inmersa en la charla y sin capaz de prestar atención a otra cosa o a otras personas que no fuera a lo que había venido.

El seminario. Evidentemente es lo más especial que me pasó ayer. Por múltiples razones. Por un lado, era la primera vez que iba a contar mi artículo entero, la primera vez que iba a hablar de ello en español, la primera vez que hablaba en público desde hacía 6 años fuera del laboratorio en el que estoy ahora y, además, lo hacía delante de la gente de mi antiguo instituto donde todos los jefes (o casi) me conocían de cuando estuve haciendo la tesis.
Cuando llegué estaba como un flan. Una antigua compañera me decía que no preocupara, que eran ellos. Pero por esa misma razón estaba tan nerviosa. Evidentemente si lo haces en otro sitio donde no te conocen, te da igual lo que opinen de ti; pero, evidentemente, en un sitio en el que te conocen, pueden comparar el antes y el después y todos ellos van a estar pendientes del grado de evolución.
¿Cómo salió la cosa? Pues digamos que bien, pero se puede mejorar. Cuando el día anterior estuve ensayando en casa, tardé 40 minutos. Pues ayer lo conté en 25 :-( Cuando terminé de hablar, mi antiguo jefe me dijo que me tenía que echar la bronca porque no era posible que lo hubiera contado tan rápido. Lo sé :-( La parte buena es que me dijo que se me veía muy profesional contando las cosas y que había mejorado mucho en la respuesta a las preguntas algo que siempre había sido mi talón de Aquiles.
A parte del seminario me hizo mucha ilusión que se acercaran a saludarme casi todos los jefes de equipo del instituto, fueron muy amables y me dieron muchas muestras de cariño.
Así que mi valoración global es positiva y, como en estas situaciones, los fallos siempre sirven para mejorar. Ahora a disfrutar un poco de la familia y los amigos.

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