No está bien decir a alguien a todo que sí. Mira que soy hija única y mis padres no me han dicho siempre a todo que sí para que no fuera una niña consentida (lo que no quita para que sí fuera, y siga siendo, una niña mimada).
Pues todo el esfuerzo de mis padres lo está tirando por tierra mi jefe. Él sí me está haciendo sentirme como una niña consentida. Pero os lo voy a explicar porque así queda muy mal.
Desde que el artículo ya está aceptado y publicado, mi jefe me ha dado nuevos (en plural) proyectos para desarrollar en el laboratorio, uno de los cuales es un nuevo tema en el que nadie de todo el equipo ha trabajado hasta ahora. Para que entendáis la diferencia entre proyecto y tema, un tema es la base en la que después se desarrollan los proyectos. En cada tema hay un "un responsable de equipo" y luego hay distintas personas con distintos proyectos trabajando en distintos aspectos de ese tema. Todo esto supone que ya no me dedico exclusivamente a hacer experimentos sino que además tengo que organizarlo en el sentido de buscar los materiales necesarios para optimizar las nuevas técnicas en el laboratorio, pedir presupuestos. Así que, como ya tengo más trabajo, me ha dado dos estudiantes de máster 2 para que me ayuden. Los primeros meses hasta que consiguen ser más independientes tienes que emplear tiempo en enseñarlos no solo las técnicas de laboratorio sino la manera de trabajar y a organizarse. Pero además supone también ocuparse de temas burocráticos como las convenciones, los informes que tienen que entregar en sus escuelas de doctorado, etc.
Todo esto para explicaros que tengo la sensación de que mi jefe poco a poco me va dando más responsabilidades de las que tiene un postdoc. Como si estuviera en un momento de transición hacia el siguiente peldaño de la escalera que se supone que es mi carrera profesional. Por un lado me motiva, me provoca, me excita, ... vamos que me gusta; pero por otro lado me da miedo no estar a la altura. Aunque esto solo lo sabré mientras lo intento, claro está.
Y ahora viene la parte de niña consentida. Evidentemente, quien tiene que tener la última palabra es el jefe porque él es el que sabe el dinero que consigue el laboratorio para gastar. Así que esta semana, por poneros un ejemplo, le escribí un email para consultarle si le parecía bien cómo había organizado un experimento que dura 2 meses y medio y cuesta alrededor de 20.000 euros. Su respuesta fue "sí, tienes razón".
Pues ese tipo de respuestas son las que estoy recibiendo de su parte en los últimos meses. Supongo que a mí me llama la atención porque, aunque reconozco que no tengo problema en lanzarme, soy bastante insegura de mí misma y no me espero que mi jefe me dé la razón el 90% de las veces. Pero tengo que reconocer que está consiguiendo que poco a poco vaya cogiendo confianza en mí misma y me motiva con respecto a la carga de trabajo que me ha dado. Solo espero no malacostumbrarme cual niña consentida a la que le dicen a todo que sí :-)
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