sábado, 18 de agosto de 2012

Recuerdos de París

Ayer vino a visitarme un gran amigo. Nos conocimos cuando vino como postdoc a trabajar al mismo laboratorio que yo cuando yo ya llevaba allí un año y medio; y ahora ya está de vuelta en España.
Y como en cualquier "mal momento", la gente que se ayuda a sobrellevar las situaciones difíciles termina estando unida. Pues eso nos ha pasado, no solo entre nosotros dos sino, más o menos todos los españoles que hemos coincidido en el laboratorio. Y es que por muy abierto que uno pueda llegar a a ser, en mi experiencia, uno termina sintiéndose más cómodo con la gente de su propia nacionalidad.
Hacía varios meses que no nos veíamos así que nos estuvimos poniendo al día mientras dábamos un paseo enseñándole algo la Villa (hacía un pelín de calor, 39ºC, como para pasear al sol), tomando unas cañitas frescas o visitando la Feria Medieval que se inauguraba ayer.
Para rematar, por la noche nos fuimos a tomar unos cubatas. ¡Qué disgusto! ¡Si a las 2 me quedaba dormida! Menos mal que no estaré el fin de semana de las fiestas del pueblo que si no me veo el sábado yéndome a casa a dormir antes que mis padres. Nada nada, tendré que ir entrenando un poco más porque esto no puede ser... pero es que tampoco me quedan días. Menos mal que los días de diario de las fiestas no me liaré, porque si no voy a quedar fatal.
En fin, me ha dado mucha penita de que no se quedara más días para poder recordar más aventurillas de París (o China, que también vino él), relativizar nuestro campo de Rivesaltes particular o reírnos de lo absurdos que somos los científicos. Ha sido como una bocanada de oxígeno muy de agradecer.



No hay comentarios:

Publicar un comentario