domingo, 18 de noviembre de 2012

Cena itañola

Ayer me pasé el día en la cocina y es que tenía que intentar dejar el pabellón español alto. Desde hacía meses, habíamos quedado el grupo de amigos que solemos quedar para cenar que hacíamos una cena en la que cocinábamos o traíamos productos de nuestra tierra. Los italianos se encargaron de hacer pizzas, saladitos, la pannacotta y el vino. Mi amiga llevó la Torta del casar, chorizo de la matanza y yo preparé 4l de sangría, dos tortillas de patata y guacamole (lo sé, esto no es español pero les gusta). A parte, fue una pareja italiana amiga de los anfitriones que llevaron 3 pollos asados. Éramos 9. ¿Os podéis imaginar lo que comimos?
Ya para empezar, no quedó ni una triste gota de sangría y aún así se abrió una botella de Lambrusco (¡qué buenísimo está el verdadero Lambrusco italiano!). De comer, nos zampamos casi TODO. ¡Y en 2h y media!
Cuando yo ya estaba pensando en un licor digestivo, empezamos a levantar el vuelo. Yo creo que si me hubieran pegado un tiro habría sufrido menos. Tenía el estómago tan hinchado que ni un balón de fútbol. ¡Qué mal lo pasé en el metro! Entre el calor con todo lo que había bebido y comido, más el calor que hacía en el metro, casi me da un pasmo. Me faltaba oxígeno. No sabía ni como ponerme. Así que en cuanto llegué a casa, tuve que poner remedio. Si hubiera dejado toda esa comida en el estómago no hubiera dormido en toda la noche porque no me estaba haciendo la digestión.
Desde luego, es una lástima. Con los años me pongo peor por lo que como que por lo que bebo. Claro, que también es verdad que últimamente he tenido más celebraciones y mi cuerpo andaba más acostumbrado. Una de las chicas italianas estaba tumbada en el sofá con la segunda copa de sangría, jeje.
A parte de la gastronomía, la reunión estuvo muy bien. Nos reímos mucho con nuestras bobadas. Además es todo un puntazo vernos hablar a unos en español y otros en italiano, e incluso de vez en cuando mezclado. Cualquiera que nos viera se preguntaría cómo nos podemos aclarar. Jejeje.
Ha tenido tanto éxito la cena que hemos dicho que tenemos que hacer otra antes de las Navidades. A mí que me den un poco de tiempo porque aún tengo metido el olor del aceite hasta los higadillos. De hecho hoy me he alimentado a base de vasos de leche con cola-cao  café y sandwiches. No sé cuándo volveré a cocinar. :-)

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