No tengo ninguna duda de que he perdido toda costumbre de hacer vida social. Esta semana entre cenas y conciertos me he quedado agotada. Imagino que si estuviera de vacaciones y no tuviera nada más que hacer no andaría tan arrastrada, pero así tengo que sacrificar horas de sueño ... y a mi estómago con los cafés para mantenerme despierta. Así que ayer no salí, me quedé en casita, vi una serie mientras cenaba y ... hablé casi 1h 30min con mis padres al teléfono. ¡Pobres! Si es que hacía mucho que no hablaba con ellos y claro ... cuesta ponerse al día. Lo mejor de todo fue que yo andaba enfurruñada por las entrevistas que había tenido el día anterior y ellos se reían de cómo les decía las cosas, así que al final terminé tomándomelo con buen humor.
Creo que es muy necesario estar seguro de sí mismo porque no podemos dudar de nuestra capacidad, de si lo que hacemos o decimos es correcto o no. No podemos depender de que nuestros actos y pensamientos sean validados por la gente que tenemos alrededor. No quiero decir que pensemos que lo que nosotros decimos o hagamos es la verdad absoluta, pero sí que todo lo que hagamos lo hagamos convencidos para poder asumir las consecuencias. Solo de esta manera no nos podrán manipular cuestionando nuestras aptitudes o capacidades. Y mucho menos en un ambiente competitivo donde la psicología es un arma.
¿Por qué nos preguntamos si lo que nos pasa o no nos lo merecemos o no? Hay los dos extremos, quienes piensan que son tan buenos que lo que consiguen no es suficiente o quien piensa que lo que tiene no se lo merece porque no está a la altura. Yo siempre pienso que tengo lo que me merezco, tanto en lo bueno como en lo malo. Considero que nosotros tenemos que intentar avanzar en nuestro camino y luchar por lo que queremos ... porque la vida ya nos dejará a la altura a la que tengamos que estar.
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