Considero que la línea entre la cordura y la locura es en ocasiones tan fina que es posible pasarla sin darse uno cuenta.
Esto viene a que cada profesión tiene sus tópicos y la de los científicos es que están locos. Yo no seré quien rompa una lanza en contra de ese tópico porque no creo que sea del todo falso, jeje. Sobretodo cuando se tiene verdadera pasión por este mundo, ya que la realización y obtención de resultados en un proyecto es como un subidón de adrenalina del que te puedes llegar a emborrachar y volverte adicto, queriendo siempre un poco más. Y, poco a poco, te vas convirtiendo en una rata de laboratorio.
Por eso, aunque sea muy estimulante y enriquecedor hablar con los compañeros del trabajo, es bueno poder mantener relación con personas ajenas a este mundo. De esa manera uno podrá mantener los pies en el suelo y no perder perspectiva. Y si no, ¿cómo creéis que hay científicos que piensen en clonar a un dinosaurio, o al Homo neanderthalensis? Claramente han perdido el norte.
Evidentemente esos casos son exagerados, pero lo que quiero expresar es que, en cierta manera, nos tendríamos que obligar a tener vida más allá de la ciencia y, sobretodo, disfrutar con ella. Y la familia y amigos son parte fundamental para ello.
Es verdad que cuando estas en el extranjero haciendo un postdoc, tu vida se reduce mucho a la vida laboral porque quieres avanzar rápido en los proyectos para acabar en el tiempo determinado y porque, debido a la cantidad de tiempo que empleas en el trabajo, la mayoría de las personas con las que te relacionas son los compañeros del trabajo. Y es más difícil escapar de esa realidad porque la familia y los amigos (no del trabajo) suelen estar en tu país y ni puedes dedicarles el tiempo que quisieras ni puedes tenerlos cerca como y cuando quieras. Pero está bien que no se te olvide que siguen ahí e incluso te pongan las pilas si lo consideran oportuno :-)
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