Pues ya estoy de vuelta en París.
Ha sido un mes de vacaciones muy fructífero: he podido estar muuucho tiempo con la familia, os he podido ver a muchos de vosotros, o al menos hablar por teléfono o por whastapp. Me he traído mucho cariño y muy buenos consejos.
La verdad es que este mes ha sido como un punto y a parte. Se ha acabado una etapa muy dura, difícil y complicada a nivel laboral. Y, con las pilas recargadas del verano, empieza una etapa nueva, nuevos proyectos y solo me queda saber como afrontarla. Espero que después de estos años haya conocido mis limites para poder aprender ahora a decir "Basta".
Evidentemente, me da mucha pena haberme despedido de mucha gente, porque de cara al invierno siempre vuelo menos veces para allá. Pero mi casa, mis cosas y mi rutina están aun aquí y esa es la razón por la que, a mi pesar, al aterrizar he tenido la sensación de volver a casa.
Sin embargo, empiezo a estar un poco inquieta con el día de mañana. Sé, por las reuniones previas a las vacaciones y los emails recibidos durante ellas, que me espera mucho trabajo. Solo espero que el jefe no venga agobiando porque con el verano de trabajo que me he pasado ... no tengo mucha paciencia.
En fin, yo me he propuesto hacer ejercicio, dedicarle tiempo a la guitarra (ayyy madre) y si puede ser, independientemente de las horas que eche a diario, descansar los fines de semana. No sé si lo conseguiré, ya os lo iré contando.
También he decidido que los posts en el blog los pondré por la tarde - noche de forma rutinaria.
Así que ... preparados, listos, YA!
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